martes, 27 de noviembre de 2007

Las leyendas más conocidas!!!!!


Leyendas y tradiciones quiteñas

Las leyendas constituyen solo una de las posibilidades de comunicación a través de los mensajes lingüísticos tradicionales, ya que estos comprenden muchas formas, diferentes de expresión, romances, coplas, refranes, las propias leyendas y otros.
Este es un espacio en homenaje al Quito antiguo, al que nos enseñaron a querer nuestros abuelos, el Quito que se lo reconoce cuando se camina por la Plaza Grande y que se aprecia en todo su esplendor desde el Panecillo.
Estas son las principales leyendas que caracterizan a la ciudad de Quito.

  • Cantuña
    Famosa es la leyenda que cuenta cómo el convento de San Francisco de Quito fue construida por Cantuña mediante pacto con el diablo. Ésta relata cómo Cantuña contratista, atrasado en la entrega de las obras, transó con el maligno para que, a c
    ambio de su alma, le ayudara a trabajar durante la noche. Numerosos diablillos trabajaron mientras duró la oscuridad para terminar la iglesia. Al amanecer los dos firmantes del contrato sellado con sangre: Cantuña por un lado, y el diablo por el otro, se reunieron para hacerlo efectivo.
    El indígena, temeroso y resignado, iba a cumplir su parte cuando se dio cuenta de que en un costado de la iglesia faltaba colocar una piedra; cuál hábil abogado arguyó, lleno de esperanza, que la obra estaba incompleta, que ya amanecía y con ello el plazo caducaba, y que, por lo tanto, el contrato quedaba insubsistente .
  • La Iglesia del Robo
    Varios sacerdotes subía cierta mañana por la quebrada de Jerusalén. Iván llenos de preocupación. A poco rato se detuvieron. ¡Cuál no sería su sorpresa al ver en el suelo el copón y las hostias perdidos!
    ¿Qué había sucedido?
    -Unos ladrones habían cometido ese sacrilegio. Hasta dar con ellos hubo procesiones. Españoles e indios salieron a las calles de Quito. Llevaban imágenes de santos y crucifijos e iban arrastrando cadenas y grillos. Algunas personas caminaban azotándose o puestas en cruz.
    -¿Y para qué hacían todo eso?
    Para calmar la furia de Dios. Decían que a Quito llegaría una terrible peste.
    La procesión salió de la Iglesia de Santa Clara. Siguió hasta el convento de Santo Domingo. De allí pasó a Santa Catalina. Luego se dirigió a las iglesias de la Compañía y La Catedral.
    ¿Qué pasó con los ladrones?
    No aparecían por ningún lado. Entonces se organizó otra procesión tan grande y devota como la primera pero tampoco se dio con los ladrones. Cierto día fueron descubiertos por una
    india. Habían pensado que la caja del Santísimo era de plata maciza y guardaba joyas muy finas. Pero no hallaron sino el copón y las hostias. Por eso los botaron en la quebrada y luego huyeron a Conocoto.
    ¿Qué castigo recibieron los ladrones?
    El morir ahorcados, arrastrados y descuartizados.
    ¿Se cumplió esa orden?
    Al pie de la letra. En el lugar donde los religiosos encontraron los objetos sagrados se levanta hoy la Iglesia del robo


  • El Duende
    El duende es uno de por personajes del que se tiene referencia en todo país, sin embargo lo describiremos según la versión de la provincia de Manabí: Este duende es travieso por excelencia, coqueto, mirón y enamoradizo.
    Sea para tratar de llevarse a muchachas jóvenes de cabellos largos o grandes ojos para embarazarlas; sea para echar a perder los guisos arrojando sal o ceniza, o sea para esconder los objetos más queridos de señoras y señoritas, lo cierto es que este personaje condensa las más profundas inquietudes y temores, deseos y curiosidades de los hombres con respecto al mundo femenino, que es
    el universo favorito del duende para hacer gala de su ingenio ambiguo y peligroso.
  • La olla del Panecillo
    Había en Quito una mujer que diariamente llevaba su vaquita al Panecillo. Allí pasaba siempre porque no tenía un potrero donde llevarla. Un buen día, mientras recogía un poco de leña, dejó a la vaquita cerca de la olla. A su regreso ya no la encontró. Llena de susto, se puso a buscarla por los alrededores.Pasaron algunas horas y la vaquita no apareció. En su afán por encontrarla, bajó hasta el fondo de la misma olla y su sorpresa fue muy grande cuando llegó a la entrada de un inmenso palacio.Cuando pudo recuperarse de su asombro, miró que en un lujoso trono estaba sentada una bella princesa.Al ver allí a la humilde señora, la princesa sonriendo preguntó:-¿Cuál es el motivo de tu visita?- ¡He perdido a mi vaca! Y si no la encuentro quedaré en la mayor miseria - contestó
    la mujer sollozando -.La princesa, para calmar el sufrimiento de la señora, le regaló una mazorca y un ladrillo de oro.También la consoló asegurándole que su querida vaquita estaba sana y salva.La mujer agradeció a la princesa y salió contenta. Cuando llegó a la puerta, ¡tuvo la gran sorpresa!- ¡Ahí está mi vaca!La mujer y el animalito regresaron a su casa.

Juan Moya

1 comentario:

megabloggrslite08 dijo...

Super interesante!!!vamos,sigan así muchachos!!!!